The POLAT panel survey is out with 12 waves of Spanish public opinion

The POLAT panel started in 2010, almost a decade and a half ago as a joint venture with the CIS, at the moment under the direction of Belen Barreiro as president, and Mónica Méndez as head of the research area. The CIS funded the first four waves. The panel continued funded by different research projects of the Democracy, Elections and Citizenship of the UAB.

One of the first online surveys in Spain, and one of the first panels on public opinion, the POLAT panel was a challenging project at a time when not everyone had internet access. We have tracked 4,633 Spanish individuals along time, which makes for an unbalanced panel of 20,991 observations distributed along twelve waves fielded between 2010 and 2020. Questions include perceptions of the economy, most important problem, government evaluations, emotions, media consumption, social media use, citizens and parties’ attitudes towards different political issues (i.e. immigration, abortion, gay rights, taxes, public expenditure, territorial organization, law and order, feminism, climate change), political attitudes (i.e. interest, efficacy, left-right identification, satisfaction with democracy, duty to vote, trust, partisanship, authoritarianism, populism, sexism), territorial and national identities, psychological predispositions (i.e. personality, risk aversion, life satisfaction), political participation (including participation in specific protests such as the 15M or the 8M), threat perceptions, political knowledge, turnout, and vote choice among others, as well as a wide range of sociodemographic characteristics.

The data as well as more details ara available at the CORA repository:

Pannico, Roberto; Damjan Tomic; Laura Gutiérrez Zárate; Josep Maria Comellas Bonsfills; Enrique Hernández Pérez; Carol Galais González; Guillem Rico Camps; Danislava Milkova Marinova; Jordi Muñoz; María José Hierro; Berta Barbet; Eva Anduiza Perea (coordinator), 2024, “POLAT Panel. Spanish Political Attitudes Dataset (12 waves)”, https://doi.org/10.34810/data1486, CORA. Repositori de Dades de Recerca

Here you can find some of the publications that are based on the POLAT panel data.

Sobre el asunto de Harvard

Para variar, predomina la ambivalencia en mi visión de esta cuestión (aquí un resumen). En primer lugar, me sorprende la cantidad de atención mediática que ha suscitado este tema, en EEUU y fuera. Estamos dándole vueltas a lo que ha pasado en Harvard casi más que a lo que está pasando en Israel y Gaza (que, por otra parte es insoportable de ver). Y aún así me cautiva a mi también.

Creo que lo hace porque el caso suscita varias cuestiones importantes. Cuando los contextos están muy polarizados, resulta complicado desenmarañar y sopesar lo distintos aspectos que hay en juego. ¿Es más importante que Gay (la rectora de Harvard) haya sido objeto de una emboscada en el Congreso y que la derecha se haya aprovechado de la situación para ganar impulso en su guerra cultural? ¿O que haya dado respuestas problemáticas (sinceramente los últimos minutos de la comparecencia son estremecedores) y que haya descuidado su trabajo académico? Parece que afirmar “lo que dijo sobre los llamamientos al genocidio de los judíos está mal” y “el plagio está mal” y “la presidenta de Harvard no debería ser descuidada en su producción académica”, le estás jugando el juego de la derecha, una derecha que en EEUU puede considerarse realmente como una amenaza para la democracia. Parece que hay que elegir entre preservar la democracia o defender la integridad académica. Y puestos así, podría parecer razonable optar por la democracia.

La cuestión es si, a largo plazo, optar por esta defensa de la democracia no acaba por beneficiar también al otro lado, porque nos sitúa en una posición negacionista (del plagio, del descuido, o de los comentarios desafortunados) que es difícil de defender ante quien no esta dispuesto a tragar con todo. E indirectamente este negacionismo también puede perjudicar a las políticas de igualdad, diversidad e inclusión que también son objeto de debate. El precio de la democracia (o de la igualdad, o el de la inclusión) no puede ser la integridad o la calidad académica. Al menos no puede serlo sin que tiemblen los cimientos que las instituciones académicas y de la ciencia. Que algunos dirán: “pues que tiemblen”. Y me parece pertinente la reflexión, siempre y cuando se especifique qué colocaremos en su lugar, y se sea consciente de quién persigue con más ahínco este derrumbe.

Otro aspecto sobre el me debato es la cuestión de la libertad de expresión. En mi estancia en EE. UU. aprendí dos cosas: 1) la fe que ese país tiene en la primera enmienda de su constitución, es decir en la libertad de expresión sin restricciones y 2) la obsesión que también tiene por evitar situaciones en las que las personas se sientan incómodas, inseguras o amenazadas por lo que escuchan o ven, especialmente en los campus universitarios. Para mi tranquilidad no soy la única que se mueve en la ambivalencia. Los límites de la libertad de expresión son muy complicados de establecer (aunque en mi opinión cualquier cosa que incluya “kill all X” debería quedar siempre fuera), pero es una cuestión que no podemos ignorar porque sabemos que lo que se dice tiene consecuencias sobre lo que se hace.

Finalmente, está la cuestión del los marcos interpretativos del opresor/oprimido, y del racismo estructural. Aquí por una parte pienso que efectivamente vivimos en sociedades donde el racismo (especialmente en EE.UU.) y el sexismo tienen un papel estructural (es decir, son sociedades forjadas en torno a estos elementos constitutivos), y que, naturalmente, es importante conseguir que nuestras instituciones y nuestras sociedades se libren de estas lacras. Pero por otro lado, este planteamiento no puede conducir directamente a la conclusión de que racismo y sexismo son omnipresentes y la explicación de todo lo que pasa. En el caso que nos ocupa lo explica bien John McWhorter en el NYT. Sin duda Gay ha recibido ataques racistas intolerables. Pero el racismo no es la causa de su dimisión. De la misma manera que no necesariamente cualquier crítica respecto a la implementación de los principios de diversidad, igualdad e inclusión (DEI en inglés) tiene por qué reflejar racismo o sexismo. Es necesario hilar un poco más fino.

2023

El 2023 ha estado dominado por dos proyectos un poco diferentes a lo que habitualmente suelo hacer. Uno ha sido la participación en la elaboración del llamado Informe sobre l’Acord de Claredat. El otro ha sido la preparación de un massive online course (MOOC) para coursera sobre Feminismo, Género y Política.

Claredat

A petición del President de la Generalitat y coordinados Marc Sanjaume un grupo de diez expertos nos hemos reunido una docena de veces entre abril y octubre para responder a cinco preguntas: 1 ¿Qué características debería incluir un acuerdo de claridad con el Estado español para resolver el conflicto político? 2 ¿Qué mecanismos existentes en la política comparada permitirían aportar soluciones al conflicto político? 3 ¿Qué actores políticos e instituciones deberían tomar la iniciativa para implementar estas soluciones? 4 ¿Qué función debería tener un referéndum sobre el futuro político de Cataluña, u otros mecanismos análogos, a la hora de resolver el conflicto político? 5 ¿Qué características deberían cumplir un referéndum sobre el futuro político de Cataluña, u otros mecanismos análogos, para gozar de la máxima legitimidad e inclusión y asegurar su validez e implementación?

El encargo causó en su momento un breve revuelo mediático que contrasta con la escasa atención que ha recibido el informe en sí, solo unos meses más tarde. Sin embargo el ejercicio ha sido, al menos para mi, interesante y hasta cierto punto sorprendente. Espero que en un futuro llegue a ser incluso útil.

La impresión inicial era que, dada la variedad de perspectivas sobre la cuestión de los integrantes del comité, sería dificil consensuar un documento. Antes de la primera reunión me preguntaba si la terminaríamos sin que nadie se levantara de la mesa. Contrariamente a estas espectativas, el trabajo ha resultado fluido, y el ambiente dentro del comité, cordial. Seguramente esto ha sido, además de por el carácter generoso y el nivel académico de mis compañeros y compañeras de comisión, porque el acuerdo es más fácil de alcanzar en relación con los principios abstractos y los mecanismos, que sobre los objetivos políticos. Pero de eso trata precisamente la democracia.

El nombre de claridad viene de la sentencia de la Corte Suprema de Canadá, que en 1998 se pronunció sobre la cuestión de la independencia del Quebec en un dictamen que se ha constituido en referente internacional. En él afirmaba la inexistencia de un derecho a la secesión unilateral amparado en el derecho internacional o en la legalidad candiense. Pero, al mismo tiempo, reconocía la obligación del estado candiense de negociar con Quebec si este expresaba de forma clara su voluntad de secesionarse.

El informe, siguiendo el dictamen canadiense, plantea cuatro principios que deben guiar el abordaje del conflicto dentro de Catalunya y de España: democracia, imperio del derecho y constitucionalismo, federalismo, y protección de minorías. Sobre la pertinencia y la importancia sin jerarquías de estos cuatro principios hubo, la verdad, poco debate en el comité. Dentro del marco que establecen los límites de estos principios se pueden hacer muchas cosas, aunque desde luego nada es fácil se requiere estar por la labor.

El informe subraya que no hay una única manera jurídica o política de abordar la cuestión, y que la capacidad de gestionar este conflicto dependerá de la capacidad de llegar a acuerdos. El informe habla tambien de conexión entre la acomodación externa (de la demanda de secesión) y la acomodación interna (dentro del estado vigente). Ambas son relevantes y ambas estan relacionadas. Afrontar una puede facilitar la otra.

La parte quizá más interesante para los politólogos es la pregunta 2, con su repaso exhaustivo a casos similares de la política comparada, que pone de manifiesto la dificultad para resolver este tipo de conflictos territoriales. Canadá (y también el Reino Unido) sobresalen como casos relativamente excepcionales en una pauta general en la que los estados suelen intentar mantener a toda costa su integridad territorial.

El referendum es un instrumento dentro del abanico de posibilidades, con sus ventajas y sus inconvenientes, utilizado, eso sí, de una manera creciente por su capacidad de identificar preferencias entre la ciudadanía y de legitimar decisiones (pregunta 4). En sí mismo no es una condición necesaria ni suficiente para garantizar una resolución, que dependerá sobre todo de que el resultado sea reconocido y aceptado por parte de todos los actores implicados (y por lo tanto del acuerdo previo).

Una de las cuestiones centrales y más delicada en relación al referéndum es la determinación de cuál es el demos legitimado para participar en un potencial referendum sobre la independencia de Catalunya. Hay quien sostiene que esta decisión corresponde exclusivamente a la ciudadanía catalana, mientras que otras posiciones se la atribuyen al conjunto de la española. En el informe se argumenta que si bien ambos demos deberían participar de la decisión, esta participación no tiene por qué (o incluso no debería) ser simétrica (como no lo fue por ejemplo en el caso del referéndum de independencia escocés, celebrado solo en Escocia pero como producto de una delegación del parlamento de Westminster).

El informe repasa también otras cuestiones, como el papel que deberían jugar diferentes actores políticos (pregunta 3) y las características que debería tener un potencial referendum (pregunta 5). Como suele pasar con los documentos que pasan por muchas manos, el texto es en ocasiones farragoso, a pesar del excelente trabajo de las correctoras. Pero, con sus limitaciones, indica direcciones, posibilidades y elementos a tener en cuenta que confío lleguen a ser de utilidad. La nuestra ha sido desde luego una tarea más sencilla que la de quienes deberán abordar políticamente la cuestión.

MOOC

Pensábamos que, en un momento en el que el género está por todas partes, era necesario hacer un esfuerzo de síntesis y clarificación, para nuestras y para todo aquel que se interese por estas cuestiones. El curso busca presentar conceptos fundamentales y contestar a algunas preguntas: ¿Estamos cerca de conseguir la igualdad entre mujeres y hombres en el mundo? ¿Es aún necesario el feminismo? ¿Qué es el patriarcado? ¿Qué es el género? ¿Por qué es el género un eje de conflicto diferente a otros como la clase social, la etnia o la edad? ¿Qué relación hay entre el género y otras cuestiones como la redistribución de la riqueza, la guerra, o el cambio climático? ¿Cambia algo que haya mujeres en política? ¿Qué consecuencias tienen las políticas de igualdad?

El MOOC ha sido un reto maravilloso en colaboración con Marga León y María Freixenet y en el que también han participado Leire Rincón, Paula Zuluaga, Laura Gutierrez y Nuria Reguero. Nos ha permitido entrevistar a referentes como Victoria Camps, Ana de Miguel, Alice Evans, o Flavia Freidenberg, y compartir experiencias con Maribel Cárdenas o Mònica Gelambí.

Hemos seleccionado cuidadosamente los contenidos, trabajado mucho las lecturas y los materiales de apoyo y sudado la gota gorda grabando en el micro-estudio de la UAB en junio y julio [desde aquí solicitamos un incremento del presupuesto para aire acondicionado, o bien para polvos anti-brillos]. El MOOC está vivo (seguiremos integrando contenidos en la medida de nuestras posibilidades) y es gratuito. Os podeis inscribir aquí.

DEC

DEC ha crecido en 2023. Nos hemos ido a Mont Sant Benet a hacer una reunión estratégica de dos dias que nos ha costado cien millones de emails. DEMOTRADEOFF está en pleno apogeo y FAIRLEAVE, RUDE y EMPOL en la recta final. Dani M y Carol se han consolidado como agregada y titular respectivamente. Marc G ha ganado una plaza de Lector y vuelve. Juan P y Daniel B han terminado sus tesis. Marta G ha encontrado trabajo en Lille. Bartul se ha incorporado como PhD. Hemos visto a Luca, a Maria José y a Robert, y disfrutado de un año de seminarios estupendos que ha culminado con la visita de Alice Evans. Hemos estado en ECGP, ECPR General Conference, EPSA, APSA, y por supuesto en JCPOP. Un buen año para DEC.

Libros

The sexual contract, Carol Pateman. Duro de pelar pero formidable en su análisis del matrimonio, la prostitución e incluso los vientres de alquiler.

La amiga genial, Elena Ferrante. Tenía pendiente esta saga y me entretuvo mucho. Y creo que me hizo ir a Nápoles.

A corazon abierto, Elvira Lindo. Las historia de su familia.

La anomalía, Hervé Le Tellier. Mindblowing, como dirían los americanos.

Independencia, Javier Cercas. Entretenida.

The problem with everything, Meghan Daum. En mi trip sobre las culture wars.

Total Khéops, Jean-Claude Izzo, también entretenida.

La acabadora, Michela Murgia. Uno de mis top 3 del año. La historia de una figlia de l’anima, y de su madre adoptiva, que ayuda a morir.

The marriage portrait, Maggie O’Farrell. La historia de Lucrezia de Médicis, Casada con Alfonso II de Ferrara a los 14 años, y muerta, quizá asesinada por él, a los 16.

Lo que alcancé a contarte, Mariela Michelena. Otro de mis libros favoritos del 2023. La vida de una psicoanalista venezolana que no pudo tener hijos.

Como ser un estoico, Massimo Pigliucci. Practicando, con éxito relativo.

Food for life, Tim Spector. Sobre lo que comes y deberías comer.

La diferencia de los sexos no existe en el inconsciente, Miquel Bassols. A estos lacanianos no se les entiende nada, pero este libro se deja hacer.

The righteous mind, Jonathan Haidt. Sobre cómo pensamos.

Cynical theories, Helen Pluckrose, James Lindsay. También dentro del trip culture wars. Es un poco drástico pero explica bien las bases epistémicas (me encanta poder usar esta palabra) del postmodernismo y su conexión con distintas teorías (post coloniales, critical race, queer, feministas).

Watermark, de Joseph Brodsky. Una joyita para leer en Venecia.

El poder de las palabras, Mariano Sigman. A ver si resignifico un poco en 2024.

Series y pelis

Además de los hits del año que también he visto (Barbie, Oppenheimer), me han gustado:

Noise. Una mujer en busca de su hija. Espeluznate retrato de los feminicidios en México.

El triangulo de la tristeza. ¿Seríamos las mujeres como los hombres si tuvieramos su poder?

We are ladyparts. Mujeres musulmanas y músicas en UK. Fantástica.

Painkillers. Sobre el origen de la epidemia de los opioides en EEUU. Top.

Godland. El bien y el mal y la religión.

Il sole de l’avvenire. Nanni Moretti representándose a sí mismo como siempre.

Chinas, de Arantxa Etxebarría. Una de mis pelis favoritas del año. Un retrato excelente no solo de la inmigración y la adopción, sino también de la adolescencia y la juventud hoy.

2022

Estoy batiendo records y ya no llego ni a un post anual. Habrá que mejorar esta media? De momento aprovecho para hacer un repaso de 2022, que no ha estado mal, con muchos claros y sólo algún oscuro.

  1. Tenemos (casi) una nueva doctora DEC, Ana Balkovic, que ha terminado su tesis en los últimos dias de diciembre sobre las protestas contra la austeridad en la periferia de Europa. Ana compara cuatro casos (España, Portugal, Croacia y Serbia) y llega a la conclusión de que las dificultades económcias son solo una parte relativamente menor de la historia. Que un doctorando acabe la tesis es siempre algo muy especial y muy gratificante. Ese momento de ver todo el trabajo negro sobre blanco (y leer los agradecimientos!) es de lo mejorcito de esta profesión. Y ver que todos acaban encontrando su camino, a veces en la academia, otras veces fuera de ella, en todo caso con éxito y reconocimiento por ese trabajo tan largo e intenso, es fantástico y da mucha alegría.
  2. Han salido varias publicaciones very close to my heart, con coautores que no pueden ser mejores. Una sobre la deseabilidad social en las percepciones sobre la corrupción con Sofia y Jordi (spoiler: no parece que la gente juzgue duramente los casos de corrupción en las encuestas por razones de desabilidad social). Otra con Roberto sobre cómo los partidos políticos jóvenes se las apañan para crear vínculos relevantes con electores muy rápidamente (otra cosa es que luego los partidos la fastidien con sus cagadas decisiones estretégicas). Los empezamos ambos en 2019, aunque algunas ideas se remontan a mucho antes. Y una con Guillem sobre las dinámicas individuales del gender backlash y su relación con el voto a la ultraderecha. Esta lleva en proceso entre una cosa y otra nada menos que siete años, que se dice pronto, y en aquí teneis un hilo con los principales argumentos. Publicar en Research & Politics, Party Politics y sobre todo en el American Journal of Political Science con datos de nuestro panel es también fuente de orgullo y satisfacción máxima, para qué os voy a decir otra cosa.
  3. He cerrado mi mandato como coordinadora de unitat en el departamento. Ha sido mucho trabajo pero también mucho aprendizaje y tiene su puntillo. Ha sido estupendo poder volver a las clases sin mascarilla y ver las caras completas de mis estudiantes. DEC ha crecido con la incorporación de todo el equipo de DEMOTRADEOFF (Sergi, Damjan y Enrique), y de Roberto, Paula y Marta. Despues de la pandemia ha sido un año de viajes: Pittsburg, Ljubljana (ECGP), Atenas (ISPP), Zurich, Girona (AECPA), Mérida-Yucatñan (AMECIP). Disfruté mucho de las últimas sesiones de Agora. Ver a gente, hablar y compartir “esos ratillos” es la sal de la vida académica y una fuente de inspiración imprescindible. He hecho bastante outreach (para lo que suelo): un par de tribunas, el festival de Humanitats, la Biennal del Pensament, alguna mesa redonda.
  4. He leido poco (porque lo que no me gusta muuucho se me cae de las manos), pero bien: Etica para Célia de Ana de Miguel, La vie devant soi de Romain Gary, El evangelio de las anguilas de Patrik Svensson, Yoga de Emmanuel Carrère, La vie avec nos morts de Delphine Horvilleur, No Mama No de Verity Bargate. Me han encantado todos ellos. De series muchas australianas (Operation Buffalo, Total Control, Stateless, Upright) pero también Three Girls, Maravillosa Abogada Woo, In my skin, Hipocrate. Y Intimidad, claro. De pelis As Bestas, Argentina 1985, Cerdita, Modelo 77, El acusado, Liquorize Pizza.
  5. También ha habido sus cositas. Decir algun NO me ha costado sangre, sudor y lágrimas. Alguna experiencia ha habido también en la que he sentido que no he estado a la altura, en la que aquello contra lo que luchas constantemente de pronto te sale de dentro y ni siquiera eres capaz de reconocerlo en el momento.
  6. El 2023 pinta bien, con algunos proyectos muy intereantes: WOmen in Political Science, Double Standards, un curso sobre pensamiento político feminista, un MOOC, papers en marcha con Gefjon, Maca y Leire. Quién sabe, quizá incluso un nuevo manual?

Abstención, pandemia y el futuro de Catalunya

Con las heridas  de 2017 aún demasiado frescas, el resultado de las elecciones del 14F deja poco margen para las alternativas. Con toda probabilidad habrá un gobierno de ERC con JxC con algún tipo de apoyo de la CUP que ojalá se ponga a trabajar cuanto antes pues hay mucho que hacer. Lo más interesante de estos resultados electorales no son por lo tanto las implicaciones a corto plazo, que están bastante claras, sino las oportunidades que  se dibujan a medio. Y aquí la abstención es un elemento central al que prestar atención. Aunque la participación suele ser la gran olvidada después del avance de las 18h, quien sepa interpretar lo que ha dejado a casi dos millones y medio de catalanes en casa tendrá una de las claves de lo que puede pasar en el futuro en Catalunya.

El dato es verdaderamente extraordinario: no es que se haya producido una regresión a la media tras el contexto fuertemente movilizador de 2015 y 2017, sino que casi la mitad de los electores se han quedado en casa. La bajada en la participación electoral ha sido de 25 puntos con respecto a 2017 y se ha superado el mínimo histórico que se produjo 1992.

Los análisis postelectorales tendrán que señalar el peso específico de varias explicaciones alternativas. La pandemia será sin duda una de ellas. El miedo al contagio se suele señalar como el principal mecanismo, si bien los datos no parecen sustentar un efecto demasiado importante: en estas elecciones no ha habido una correlación entre incidencia acumulada y abstención. Pero otros elementos relacionados con la pandemia podrían tener más relevancia. Por un lado, el deterioro de la economía y el empleo sitúa a una parte del electorado con menos recursos y más necesidad de hacer frente a preocupaciones graves. Ante las carencias y necesidades del día a día, las elecciones quedan en un segundo plano. La fortísima correlación entre nivel de renta y abstención de estas elecciones apuntaría en esta dirección. La diferencia en la participación entre las secciones censales con rentas más altas y más bajas se ha ampliado muy notablemente en 2021 con respecto a 2017 (de 18 a 25 puntos), traduciendo la creciente desigualdad social en desigualdad política. Desde el punto de vista de la calidad de la democracia, tan traída y llevada por unos y otros estos días, este es un dato muy preocupante y que abre las puertas a algunos escenarios que podrían deteriorarla aún más, teniendo en cuenta la peculiar relación que tienen en Catalunya el nivel de renta y el voto a VOX.

Por otro lado, en esta campaña han faltado todas las interacciones sociales que habitualmente contribuyen a que nos lleguen estímulos movilizadores por la vía que más nos influye, la de las relaciones personales. En un contexto en el que la proporción de indecisos ha sido importante y se ha mantenido durante toda la campaña, saber a quien votar ha sido especialmente difícil, lo que ha añadido ingredientes al ya elevado coste de ir a votar. La pandemia nos ha privado de muchos weak ties o vínculos débiles que son un facilitador fundamental de la participación. No solo de Whatsapp vive el elector.

Pero seguramente la clave de la desmovilización está más en el contexto político que en el epidemiológico. La conmoción emocional y las percepciones de amenaza sentidas por los dos lados del conflicto que caracterizaron 2017 han sido en gran medida substituidas por la frustración y el descontento. La insatisfacción con la situación política es mayor que la que genera la situación económica, que está en niveles altísimos. Tampoco hay grandes expectativas de cambio político o de gobierno, que es otro de los factores que puede generar movilización. Las mayorías alternativas a la independentista o no suman o si lo hacen de momento no se pueden considerar políticamente viables, y esto parece que ha sido percibido por los electores.

La abstención crece más en los municipios con menor presencia del independentismo, lo que podría hacer pensar en una vuelta a un escenario de abstención diferencial. Una vez pasada la amenaza inminente para la unidad de España, una parte del electorado no independentista vuelve a quedarse en casa en las elecciones autonómicas. Sin embargo el diablo está en los detalles. Por un lado, dentro del bloque no independentista Ciudadanos es el partido más afectado por el aumento de la abstención. Esto no es una sorpresa y seguramente tiene mucho que ver con errores estratégicos del partido, pero en todo caso genera una bolsa de exvotantes de C que hoy son abstencionistas y que en las próximas elecciones se plantearán si votan o no y a quién. Por otro lado, los partidos independentistas han perdido 600.000 votos con respecto a 2017, una buena parte de los cuales seguramente forman parte de esos 1,3 millones de nuevos abstencionistas. Aquí JxC parece resistir mejor la desmovilización electoral, mientras que para ERC y CUP la relación no es determinante. ERC es el partido del independentismo con un electorado más transversal desde el punto de vista territorial, y que más ha moderado su perfil identitario con respecto al 2017. Han aumentado entre sus votantes la presencia de personas que se hablan castellano y con una identidad nacional plural. Todo esto genera oportunidades pero también entraña riesgos.

Atraer a votantes a través de la gestión del gobierno o de políticas públicas alternativas es sin duda mucho más complicado que hacerlo a través de la identidad en los tiempos que corren. Mucho más difícil aún es en un caso como el Catalunya que reúne todas las condiciones para que no haya voto económico (“nacionalismo cegador”, coaliciones y gobierno multinivel que difuminan la atribución de responsabilidades, dificultad de los electores para saber “quien gestiona qué”). Sin embargo quizá los tiempos deberían cambiar. En los barrios de menor renta no solo la abstención bate records, sino que Vox es el tercer partido más votado  por detrás del PSC y Esquerra. De lo que pase con esta bolsa de abstencionistas, cuya integración política representa la cohesión social que necesitamos urgentemente reconstruir, dependerá el futuro de Catalunya.

La polarización afectiva o por qué no hay que repetir las elecciones

La polarización afectiva se define como la presencia de sentimientos de profundo rechazo hacia los simpatizantes de partidos que no son “el nuestro”. Entender por qué se produce y agudiza este tipo de polarización es una cuestión de primer orden en la apretada agenda de los problemas de las democracias contemporáneas. En esta investigación nos preguntamos si al menos en parte esta polarización afectiva oscila en función del ciclo electoral, alcanzando niveles elevados en el momento de las elecciones, y suavizándose a medida que pasa el tiempo.

Las campañas electorales y las propias elecciones son momentos en los que las diferencias políticas y los conflictos alcanzan sus niveles de máxima visibilidad. Las campañas hacen circular una gran cantidad de información, y a menudo emplean estrategias negativas que buscan desacreditar al contrario. Esto favorece el interés y la movilización de los ciudadanos, que son aspectos que normalmente consideramos positivos porque motivan la participación electoral. Pero también pueden darse consecuencias menos deseables sobre la polarización efectiva.

La mayor polarización afectiva que se puede producir en torno a las elecciones tendría dos posibles explicaciones. Por un lado durante las elecciones las diferencias ideológicas entre los partidos se visibilizan y se perciben con mayor intensidad. Esto puede generar polarización ideológica, es decir la sensación de que hay una gran distancia en las propuestas y los valores que representa tu partido y los de los demás. Por otro lado, durante las elecciones también se activan las identidades políticas, de manera que la gente siente con más fuerza cual es “su” partido. Ambos mecanismos podrían conducir a una mayor polarización afectiva.

Para comprobar si efectivamente la cercanía de las elecciones genera polarización afectiva y cual de los dos mecanismos (polarización ideológica o refuerzo de identidades partidistas) es más importante hemos utilizado datos de 99 encuestas postelectorales realizadas en 42 países entre 1996 y 2016. Las entrevistas a cada individuo de estas encuestas varían en el tiempo con respecto al día de las elecciones. Algunas se hicieron inmediatamente después, pero otras no se realizaron hasta transcurridos varios meses. Esta variación permite medir la prominencia de las elecciones, mayor cuanto más cercanas en el tiempo. Los resultados de esta investigación realizada con Enrique Hernández y Guillem Rico los podéis consultar aquí. Los análisis muestran que la polarización afectiva disminuye significativamente después de celebrarse la elección. Los dos mecanismos apuntados, el incremento de la polarización ideológica, y el de las identidades partidistas funcionan, pero el primero parece ligeramente más relevante. La disminución es más intensa justo después de las elecciones, y el ritmo de reducción se va atenuando conforme aumenta el tiempo.

De estas conclusiones pueden extraerse varias reflexiones importantes. En primer lugar, las buenas noticias son que la polarización afectiva varía a lo largo del tiempo y se puede reducir; no tenemos que renunciar al objetivo de despolarizar en términos afectivos. Por otro lado, si bien las elecciones son una herramienta indispensable en el funcionamiento de los sistemas democráticos que los resultados de esta investigación no ponen en cuestión, repetirlas tiene su coste en términos de polarización afectiva. Una democracia que funcione bien requiere un delicado equilibrio entre objetivos diferentes y, a veces, contradictorios: garantizar simultáneamente la presencia de opciones ideológicas bien diferenciadas, identidades partidistas arraigadas, y tolerancia hacia las alternativas que nos disgustan.

Nota: Los datos de estre trabajo proceden de CSES, que recientemente ha cumplido 25 años. Mas información sobre CSES y lo que se que se puede hacer con sus datos aquí.

 

A first time with many obstacles ahead

Today the Spanish parliament has approved by a narrow margin of two seats a new government led by the Socialist Pedro Sánchez. I have not dared to start writing these notes until I saw the 167 against 165 in the screen of my tv. It will be the first time since the transition to democracy in the 1970s that there is a coalition government at the national level, the first time that there is a minister from the Communist Party, and of course also the first time that Podemos is in government. The required plurality of MP votes was achieved thanks to the abstention of the ERC, a Catalan left-wing republican party that in 2017 supported the 1O referendum banned by the Constitutional Court, and the unilateral declaration of independence. Other nationalist parties have also either voted yes (PNV) or abstained (Bildu).

The number and magnitude of the obstacles this government has had to overcome, just to get going, is overpowering. The first and probably most important has been the difficulty of its parties and supporters to acknowledge reality as it is. PSOE and Podemos failed to reach an agreement after April’s election, which produced a slightly larger share of 173 seats for the parties that today voted for Sánchez. The reasons behind the decision to call for a new election in November still escapes my understanding, but I suspect that the Socialist Party wanted to recover its dominant position in the left and, hoping to concentrate votes, assumed a huge risk. It is now clear that Podemos is here to stay, with a solid electoral floor.

PSOE has also had to assume that Catalunya and the Basque Country continue to be essential to secure parliamentary majorities, and that at the moment these are not possible without ERC. Retreating from an extremely aggressive discourse against separatists still displayed in the campaign of November, the PSOE has changed course and has negotiated with ERC the support for this government. After years of tension, dismissals and rejections, this is a fundamental first step in the right direction that is needed as air.

ERC, on the other hand, has had to assume the defeat of the unilateral strategy, and it is now struggling with the bitter task of how to reconduct the situation with its leader Junqueras in prison sentenced to nothing less than 13 years. Not only he is sentenced for sedition (a felony questioned in it itself, and that many criminal lawyers fail to see in the events of 2017 in Catalonia), but the EU Court of Justice has recently declared that he had parliamentary immunity as EMP prior to the time of the Spanish Supreme Court’s ruling. Any solution to the Catalan question is very far away, and certainly impossible with political leaders in jail, but ERC has understood that if there is any chance to improve the situation it involves a different government in Spain. Notably, Podemos has had a more flexible stand on the Catalan question (in favor of a referendum).

It is hard to disentangle which has been the component of the new government that has generated the strongest reaction of rejection among the right: the presence of Unidas Podemos, or the support from ERC and Bildu (Basque left secessionists). According to the deafening yelling from the parties of the right during the investiture session, the “unity of Spain is in peril” and this government is “supported by terrorists”. Hence, it would seem that the agreement with the secessionists is the key driver of all this wild gesticulation. However, I can’t help thinking that this is just the issue in which the parties of the right have specialized, using it so intensely for the past years to gain electoral support that they seem trapped into it. The occasional cry against the perils of communism (isn’t this extraordinary in 2020?) shows that the concern probably goes far beyond the territorial question.

All this end-of-the world rhetoric and outright verbal violence, including harrassment and threats to MPs that would support the government, shows a serious problem in the functioning of the Spanish democracy that we should aim at correcting: some parties seem to be incapable of acknowledging the democratic legitimacy of this government and of some of the MPs that currently hold seats in Parliament. Linz pointed precisely to this manichaean identification of the other party or parties as threat for the integrity of the political system, as one of the main reasons for the breakdown of democratic regimes in Latin America.

VOX is probably the best but not the only representative of this problem. It certainly has the authoritarian and nativist components typical of the European radical right (a bit less of the populist one), but also extremely present in its essence is the rejection of plurality and diversity within Spain. What is surprising to me is that, in this aspect, it is becoming difficult to distinguish degrees of dramatism with the other right or center-right parties. PP has been as harsh if not more regarding the territorial question, and Ciudadanos, following this same strategy is going from parliamentarian irrelevance into likely extinction. All three parties, with very similar intensity disqualify independentist parties directly and those who speak with them indirectly. The PP could have chosen a strategy to differentiate itself from VOX, which has almost doubled its seat share between April and November and is an obvious electoral threat. But the PP did not consider for one minute the possibility of a demarcation strategy with VOX, let alone confrontation. In fact, the PP does not seem to be paying any attention at all to its right.

It maybe that VOX was born in a context where the far right was already mainstreamed in Europe generally (as Mudde’s argumet goes in The Far Right Today) and in Spain in particular by the PP itself, through its own radicalization regarding the Catalan question and its stirring up of Spanish nationalism. In the end, they may not be that different (which would be quite dramatic) and it may make little sense to seek an inexistent distinctive trait. However, strategically it would seem reasonable, as the fragmentation of the right will complicates its chances to obtain a majority (smaller parties with spread support do not benefit from the premiums of the electoral system).

This lack of respect for basic democratic principles not only is apparent in some political parties, but also resonates on other layers of the Spanish political, institutional and media systems. Part of the press was ferouciosly attacking the governement before it was even born. A leading newspaper asked socialist MPs to break party discipline in todays’ vote. The fact that the political rights of some of the Catalan leaders in jail have not been guaranteed shows that the abusive use of restrictive legal instruments to fight against populism (and Catalan independentism has certainly many populist traits ) is a short haul strategy that can also severely damage liberal democracy. Democracy should be defended in each and everyone of its many dimensions: majority rule and minority protection, political rights as fundamental protected rights, rule of law and accountability, to name only some of the most important ones. To this list, we shouldn’t forget to add the recognition and preservation of the value of our institutions, including and above all the parliament, and the governments it elects.

Self-flagellation

The title of my last post conveyed a sense of optimism regarding the Spanish political situation after the general election of April that obviously says very little about my ability to interpret the political situation of my own country. More than seven months after, here we are still without government, and with a new election held on the 10th of November that has multiplied by two the parliamentary strength of the far right party Vox. So whenever I want to self-flagellate I come here and read the title of my my last post and think how wrong and at the same time how right it looks. Anyway, a post will come at some point on the November elections. I wanted to wait until we had a government but perhaps this will be too long to wait.

On the Spanish elections: Ça commence aujourd’hui

Spaniards voted on Sunday primarily against a right-wing coalition and for moderation regarding the territorial conflict.

The most important question about these Spanish elections was whether or not the right would get enough support to form a government. The right in Spain is now fragmented in three parties: the traditional conservative Popular Party PP (in power until the vote of no confidence held in May 2018 led and won by the socialist Pedro Sánchez), the new center-right party Ciudadanos, C (which was first represented in the national parliament only in 2015), and the brand new far right party Vox.

The PP and C had just reached an agreement with Vox to govern in Andalucía after the recent regional elections, and during the campaign there were explicit statements regarding the feasibility of this right-wing coalition at the national level. In Spain, the mainstream right never even considered to exclude the far right from a potential government. It was clear that if they won the necessary seats, they would form a government. The polls gave an uncertain scenario regarding the likelihood of such a coalition, so even if the PSOE was expected to win, voters went to the polls without knowing what kind of government could come out of the elections.

Spanish citizens have very clearly voted against this right-wing coalition in massive numbers. Turnout has been one of the largest in our recent democratic history reaching over 76% of the census. The parliament has now 186 out of 350 seats belonging to parties of the left, including PSOE, Podemos and several left-wing regional parties mostly from Galicia, Basque Country and Catalonia.

In a context of increasing polarization,the Spaniards have voted for moderation. The socialist party PSOE has clearly won the election with 123 seats and 29% of the vote. This is a remarkable increase with respect to the historical minimum of 85 seats that PSOE won in 2016. The large distance from the next party (PP, 66 seats and only 17% of the vote, worst result since 1979) should facilitate PSOE’s task of forming a government. This result can be attributed to several factors, the weight of which will have to be evaluated once we have post-election survey data: the threat of the right-wing coalition, the ability to present the policies carried out in the past few months they had been in power, and the support of women.

Podemos, a left-wing political party created in 2014 paid the price of this socialist victory keeping only 45 of the 71 seats they got in 2016 together with its regional allies. Podemos has also been punished by the electoral system which under-represent small and mid-sized parties with territorially spread support, but still remains an important party with an ability to condition government formation.

Moderation has also won in another dimension of the election result which is fundamental for the mid-term future of Spanish politics. In Catalunya, ERC has been the most voted party in a general election for the first time 1977. ERC is a left-wing pro-independence party that after taking a leading role in the events of autumn 2017 (celebration of a referendum of independence declared void by the Spanish Constitutional Court, unilateral declaration of independence), has taken a more pragmatic stand in favor of dialogue and negotiation with the Spanish government. In a press conference from jail, its leader Oriol Junqueras declared that ERC would do anything in its hand to avoid a government including the far right.

In Catalunya electoral turnout was 17 percentage points higher in 2019 than in 2016. Even considering that participation was very low in the previous general elections, this is a huge unprecedented increase in mobilization. Catalans knew that the right-wing coalition was a particularly dangerous threat to Catalan self-government. Interestingly, the second party in Cataluña has been the Socialist Party, and not Ciudadanos. The two more moderate actors in the two sides of the Catalan conflict are the two most voted. The PP has almost disappeared keeping only one seat of the 48 that correspond to the Catalan districts. The hard discourse of Ciudananos and PP (and of course Vox) regarding Catalunya has not paid off this time, not only in Catalunya, but also in the Basque country where neither PP, nor C nor Vox win any seats. Such harsh discourse is maybe unnecessary when Catalan pro-independence leaders are being judged in Madrid, deprived of their political rights during the campaign -some were candidates-, and held in preventive prison for over one year now. The voters seem to be more interested in seeking for potential future solutions to the territorial crisis than in leaders that continue to dig in their heels.

Voters have massively abandoned the PP, who has lost half of its seats to both Cs (more moderate than PP in socioeconomic issues but not in the territorial question) and Vox (far right on all dimensions). The magnitude of the PP defeat is only similar to the one suffered by the extinct UCD (the center-right party that led the Spanish transition to democracy in the 1970s) before it disappeared. Part of the reasons for it may be related to the widespread the corruption that has plagued the party in the past years. But neither C nor Vox are born in response to corruption. Both are primarily the result of the territorial conflict.

In my opinion the PP has been a victim of its own strategy. It has used the territorial conflict (particularly in its Catalan version after the Basque terrorist organization ETA declared a cease of violence in 2011) as an electoral strategy to gain votes in other parts of Spain. By bringing to the Spanish Constitutional Court an appeal to the Catalan constitution (estatut d’autonomia, already amended and limited by the Spanish parliament but approved by Catalan citizens in referendum) in 2006, the PP set the seed of a problem that it then refused to address politically. For years, this strategy seemed to work, and during the great recession it diverted attention from other more uncomfortable issues such as the economic crisis or widespread corruption (to be sure, the strategy of focusing on the process towards independence also worked for the Catalan pro-independence parties, some of which also had attention to divert from corruption scandals and poor economic performance).

This harsh and aggressive PP discourse against the territorial minorities that seek more self-government, and the permanent emphasis on the Catalan pro-independence leaders as the source of all evil set the frame of the conversation that was then made available for everyone else. Other parties without government responsibilities and constraints carried the arguments further to the extremes. Like the toothpaste out of the tube, what had been unleashed become difficult to control. The recent move towards even more conservative positions of the PP accentuated with the new leadership of Pablo Casado. While Rajoy had managed to keep the most extreme faction within the party while keeping also a relatively moderate look, Casado, in the few months he has been leader of the party – and before Vox was a relevant actor – has gone all the way to the right, including bringing back the questioning of women’s reproductive rights in the age of #Metoo and the 8M. He is already correcting this course with a view in the European, regional and local elections of May 26.

Spain is a peculiar case in that the radicalization of the moderate right with government responsibilities precedes and has created the opportunity for the appearance of the far right. The economic crisis, systemic corruption and the fact of having to deal with the 1O referendum and the declaration of independence has made things easier first for C in 2015 and then for Vox. Both C and VOX have done fairly well in 2019. But not quite enough.

Moving away from the polarization dynamics and high levels of hostility that have characterized Spanish politics in the past years will be difficult. Any attempt to bring dialogue around the territorial question will be criticized by the right and its media environment. There will be strong pressures for a government with PSOE and Ciudadanos. Those prone to distention and dialogue will have to endure the yelling of those that base their strategy on demonization and the denial of the diverse and plural nature of Spain, now not only in the media but also in parliament. But votes give reasons and strength, and they are signaling a change in direction. Let’s hope they will be heard and used.

Tres análisis rápidos sobre sexismo, la agenda feminista y el 8M

En el marco de nuestro proyecto POLCHAN sobre cambio político en España hemos hecho tres análisis en torno al 8M.

En el primero, Sexismo, año 1 (Agenda Pública, 4 de marzo), se explica en qué consiste el sexismo moderno, es decir, el sexismo al que nos enfrentamos hoy. También se analiza quien es más o menos sexista. Q que nadie se crea libre de pecado, el sexismo está en aire que respiramos, pero si eres hombre, mayor y de derechas tu probabilidad de tener actitudes sexistas es más alta.

En el segundo, Agenda feminista y opinión pública en España (Politikon, 5 de marzo) miramos con Berta Barbet y con Guillem Rico qué piensan los españoles sobre algunas cuestiones en las que el feminismo se posiciona: violencia de género, gestación subrogada y cuotas. Lo tenemos claro respecto a la violencia de género, pero sobre los demás temas hay más desacuerdo y confusión.

En el tercero, también con Berta y Guillem analizamos el 8M de 2018 ¿Quién participó el 8M? ¿Por qué? ¿Con qué consecuencias? (Piedras de Papel, 6 de marzo). Las motivaciones ideológicas y los agravios son la principal explicación, pero también importa la movilización via Twitter y algunos eventos biográficos (como tener una hija). Mayor identidad feminista y menor probabilidad de votar a C’s son las principales consecuencias de la participación.